Imagen extraída de Wikipedia Vino la banda rock, más satánica de la historia. Supiste que vino a cantarle al mal,
para hacerse el bien.
La unidad y lucha de contrarios en su más puro ejercicio;
el estereotipo bailando tecno, con aire acondicionado,
vendiéndole el alma a Mefistófeles; el sunto a-sunto,
es que Mefistófeles, Belcebú, bafomet, el demonio, el mandinga, el malo, malulo,
y los probables 666 nombres que debería tener
........ porque, se sabe que Dios tiene 999 nombres
y uno más -secreto secretísimo-
el “otro” entonces debería tener los mismos al verrés –
............... siguiendo con el “otro” y la posibilidad de negociar el alma,
primero, habría que creer en él y segundo, habría que creer en el alma
y además -creo yo-
como necesaria condición complementaria
a esta unidad y lucha de contrarios, creer en dios.
Ninguna de las anteriores invenciones del lenguajear
me convence;
mi agnosticismo, sufre inevitables contradicciones,
producto de mi historia,
pero no me convencen,
la existencia del supremo bien exije la del mal supremo,
pareciera que es aquí y no en otra parte donde esas calidades se dan.
Las cárceles en sus patios de rematados,
certera certeza de aquello,
la historia de guerreras atrocidades y de los violatorios ultrajes a la inocencia,
la amputación cotidiana a las raíces de la bondad,
y ella despacito en el cotidiano,
en los que apenas penas matamos a la araña del rincón a las pulgas y a los piojos
-negaciones positivas, todas ellas-
sembramos un tantico tico de bondad en las calles indiferentes;
transformándonos un poco y poco a poco en nuestro propio demiurgo
-que hermosa palabra, musical a cagarse-
pero si demiurgos, también profanos;
pero si santos, también demonios
es allí donde está la pega del intuitivo y del sabiotivo o del intuisabi,
excederse en movimientos hacia lo luminoso, no hacia lo ominoso;
si es que hay algunos objetivos (no solo uno por favor)
intuidos en nebula nebulosa.
Pensados en mañanero silencio,
barruntados en imnagogias de principios de siglo
Claudio Camus Cervantes