sábado, 10 de octubre de 2009

SALVARTE DE SALVARTE

Salvarte del rocío y de la arena
de la prosa y del domingo
del calendario lleno de círculos
de las planillas de cálculo




Salvarte del recuerdo y la canela
de la certidumbre y sus organizaciones
de los supernumerarios de cuneta
de la tilapia y de la American

Salvarte del estruendo y del helecho
de los mapas camineros
de la hipertensión arterial
y de los que no toman asiento hasta que lo haga el jefe

Salvarte de juntas y ceremonias
de parientes con complejo de directores y de vendedores de AFP
de las cuentas claras que conservan la amistad
de la prudencia, las buenas costumbres y de sus gendarmes

Salvarte de la asepsia y del tedio de una fama intachable

de los autos que no fallan
de la puntualidad sin punta
y de todas las respuestas que no están en el viento



Salvarte de los que no quieren que te salves
por salvarse ellos primero
Salvarte de los que quieren verte arder en la hoguera
porque les encandila el brillo de tu absoluto amane-ser



Salvarte de los que prohibirían "La Dama y el Vagabundo"
Salvarte del sentido común
y de los indomables que sueñan con escaños y alfombras rojas
pero que con un buen golpe en la mesa terminan como perritos mojados


Salvarte de la mala costumbre de tener buenas costumbres
Salvarte con las uñas, con el páncreas
Salvarte con la palabra y con el beso
Salvarte con el deseo y con el verso


Salvarte de mí
y salvarte de ti
Pero sobre todas las cosas
salvarte de salvarte



Mauricio Feller

QUIERO QUE MI POESÍA SEA

"fugitivos del miedo 12 "La cocuyera", Luis Domingo Rincón Benitez, Colombia

Quiero que mi poesía sea
una roca donde estalles
olas amapolas azules y blancas
que sea un horizonte abierto
a buques maniceros de viejos inauditos

Quiero que sea el pescador, hortelano
y jornalero que levanta casas para otros
y mediaguas donde recostar su cansancio
hambriento, miserable y solitario

Que sea una ventana verde
sin barrotes, abierta
a los catatónicos que se sientan cada tarde
al regreso de la monotonía alienante
del trabajo cotidiano.
que sea un lugar donde despertar
sueños hirsutos y ansias volubles

Que sea un partido de fútbol
entre lisiados y locos
con pelotas de trapo
en la capilla sixtina
donde los trece de la cena griten ¡gol!
eufóricos sin fijarse en las tetas de Magdala

Que sean tus pezones enhiestos
hiriendo la palma de mis manos
con el polen de fecundidad
de parras que prometen vino y curdas

Quiero que sean tus manos tejiendo futuros
desde el hijo que salta
a la calle cuando suena la campana escolar
el silbato del medio día
o estallen los primeros fuegos de artificio
al dar el año nuevo

Quiero que sea el muro blanco donde se inscriba
la libertad concreta, la bandera y la marcha
con destino de pan igualitario
que sea toda la vida de los guerreros que se entregaron
por ti y nosotros
construyendo mañanas y recuerdos
pavimentando el camino donde caminaran
mis hijos y los tuyos

Quiero que sea el ladrillos de nube
para levantar escalas en muros
que separan con odio ancestral y atávico
a mi niño
con el negro, el judío el islámico y los otros
que son tan distintos y tan iguales a él

Quiero que sea la espina en la almohada
del tirano, el general y e traidor que fabrica
misiles, tanques y nueva bacterias
para destruir pueblos que ocupan tierras llenas de riquezas
que nunca se han explotado


Quiero que sea un camino cercado de abedules
de cortezas blancas
donde se cobijan los colibríes
que son el alma de los guerreros muertos
que entregaron su primer y último grito
por proteger sus hijos, sus hembras y dioses

Quiero que mi poema sea
todo aquello que tú quieras
cuando llegue a tu orgasmo
que salpica el alba y cubre las estrellas
de esperanza


(Jaime Franulic)