Quien toma un bolígrafo y una hoja de papel para dejar que su mundo y su mirada precipiten en caída libre, sabe perfectamente que en adelante ya nada será igual.
Frascos de recuerdos en repisas de ilusiones, bañados por reflejos de mar enlunado, se huelen, se respiran; miradas de colores emergidas en frascos de recuerdos.