lunes, 30 de marzo de 2009

Y VINO CARLITOS

Vengo meditando -desde lejos- vengo
Engatusado al son de mis propias rimas,
En devaneos de silabario,
Cantando nada o casi,
Para que nadie sepa,
Porque nadie sabe,
Al ritmo de marciales compases,
Estimulando estribo, yunque y martillo,
Los soldados pasan como si nada pasara,
Porque un delfín vino, a estas tierras alejadas de sus tierras,
En este siglo de velocidad incomparable,
Con esta capacidad futurista de mirar al inicio,
Lo estamental y medievalesco, se instala en la ventana donde laburo
Se encarama hasta este cuarto piso y se asoma impertinente,
Para recordarme aquello de la realeza,
Que se asoma insolente -e plebeyo. como siempre ha sido-
A importunar mis haceres d

CLAUDIO CAMUS CERVANTES

SANTIAGO DOBLE ESTÁNDAR





Santiago y el contoneo de las empleadas de notaría, en oficinas de receptores, en los cafés de la esquina, en la lubricidad cotidiana,
Santiago de taco alto en las oficinas del centro; en el ajetreo de las calles de nuestra "gran manzana".
Santiago al ritmo de boites que no detienen su funcionar, desde lasshosho de la noshe a lassosho de la mañana, los extractores esfuman el humo del tabaco y el hálito pegajoso y ácido de flujos resudados al ritmo babeante de la lujuria alcohólica.
Santiago dudoso en sus cines triple X, clientes de ojos huidizos y manos en los bolsillos, el morbo oculto en la oscuridad de un cine sin noticias.
Santiago secreto cuando las minas y los gueones se van a almorzar pollito al velador -pa distraerse del cotidiano- pa engatusar a la desidia, pa sentir algo, aunque sea un gusto ácedo en la boca, pa sentirse vivos en esta urbe de cazadores en veloz carrera de galgos; todos los perros -frenéticos tras la zanahoria- todos. Orwellito diría que unos más que otros y eso hace la distancia....... tremenda, tremebunda distancia.
Santiago cocainómano en los lugares de siempre y en otros de moda, la neblina de la falopa, el crecimiento en la venta de talco, aspirinas y anestesia
Santiago marihuanero y borracho, detestado, olvidado de sí.
Santiago con el robo a la vuelta de la esquina, la carrera del latrocinio empujándote bajo las ruedas....... sus calles endurecidas hasta herir las plantas. Rúas pétreas e indiferentes a la avalancha incontenible, abrumadora e inmensurable de esperanzados sapiens homos que la inundan todos los días, todas las noches.
Santiago mendigo farsante, mendigo mendigo, mendigo ladrón, mendigo honrado, mendigo pequeño, prostituto de a cien.
Santiago grandes negocios, happy life productiva, la maquinaria de los millones, el baile de las acciones, sube y baja el down jones, y la popularidad del cuero de turno,
Santiago en los quioscos, el cuarto poder -la complicidad oblicua de las noticias Copesa- vende el diariooooooo.
Santiago aquietado a la hora horaria de algún nocturno domingo a lunes, que pretende madrugar -el recreo de la ciudad- corto recreo entre las 0400 y 0530 Am.
Santiago doble estándar.......... las mil caras de la ciudad -en realidad son dos mil-
CLAUDIO CAMUS CERVANTES

DIOS ES VOYERISTA


Qun Tiksi Wiraqucha III, Migo We, Argentina


De vez en cuando
a Dios le da por ser voyerista
y sigiloso entra en los dormitorios


Y en la penumbra del amor, todavía se emociona
cuando comprueba que ahora sí ha acertado
al definir dos trayectorias


MAURICIO FELLER

AMOR PLATÓNICO

Imagen: "Amantes", Magritte

Amor platónico, amor imposible,
amor lejano, amor distante.
Fuiste mío sin tenerte y fui tuya sin que me tocaras
Todo, sólo pensamiento y deseo.

Deseo obsesionado; imparable; tortuoso; pecaminoso, irreal

Amor de sueños, de ir y venir
al igual que el mar que avanza y recoge su marejada,
inhalar y exhalar.

Amor que no fue y nunca será.
Hace mas fácil el desamor.
Cobardía que nos envuelve,
nos ahorca, nos nubla.

Te vas, te alejas,
te dejo, te alejo, no se puede, no se debe,
todo es platónico, sin amor, sólo deseo,
Deseo y pasión que se esfuma sin saber..........



IRMA PAVEZ CARMONA

MASUN

Imagen: "Mundos Interiores", Miguel J. Becerril, España

Arañando las piedras, buscando agua; en el descontrolado control del conflicto, armado-des, con las reliquias a cuestas, la confianza deshilachada, el verbo perdido.
Un punto aparte, el ejercicio desvergonzado, sin afanes, sin,
desmembrado
a tientas en el sillín de marras, la butaca alada de espectadores ciegos, autoarrumbado a los trastos.
Despectante, adormilado, singular y atrabiliario, con los amargos incorporados, despareciendo –a la velocidad adecuada- confundiéndome con la ceniza polvo.
En expectaciones descabelladas, asomado a balcones dudosos,
en el trastabilleo desdogmatizado,
la tesis del absurdo -que absurdo-
el devenir de pálidos remedos, la ausencia,
el “colorín colorado” atisbo de finales.
La sonrisa quieta,
el silencio aguzado,
entumecido de ágatas.


CLAUDIO CAMUS CERVANTES

TRO3

Las violentas constataciones, el horizonte desorientado, buscarse en Chile, en Suiza, en Pekín y no encontrarse en ninguna parte, excepto –a veces- en el reflejo de uno en el otro, en algo del otro; y se acumulan -con la impertinencia de siempre- una retahíla interminable de segundos, las Parcas siguen tejiendo este entramado que todos sabemos como termina, nada más.
No me sirven las recetadas recetas del religioso impuesto, ni las del oteado. El husmeo de ese incienso me huele mal.
Las recetas de la ciencia, a los recetarios de los recetadores, mi extenso currículum de atenciones psíquicas y somáticas me libera de esa fe.
Me queda, entonces, el silencio, necesario ejercicio. Y una quietud de jubilado que exaspera mi conciencia, no puedo dormir y camino desde mi cama hasta ella misma, sin moverme un milímetro, parpadeo mil veces contando las gotas de noche que ciegan el dormitorio este; dedicado –sin opción- a los ruidos, mi alerta audio perceptivo vigila escudriñador, mis centinelas orejas olfatean el silencio en espera de algo que altere esta quietud de pasaje urbano.
Y avanza el calendario (más segundos acumulados, más todavía) es un peso que no vale la pena medir, la mensurabilidad se excede a sí misma.
Y? ........ como llenamos este ir y venir desde el tálamo a la verticalidad, este pasearse por ninguna parte y estar, mucho....... pero mucho rato sentado, enfrentado a luminiscencias en contraste, a estas convenciones que permiten esta habla muda.
Como nictálope enceguecido; la ceguera Saramaguiana, la ceguera tremenda de los mercaderes de imágenes que hacen “excelentes documentales sobre la ajena miseria” traficantes del dolor que en cotidiano morbo le colocan el título de denuncia a un trabajo realizado para los masocas morales y pa otras víctimas no tan victimizadas -como las que aparecen en esos documentales o en la noticias- obligado entonces a alegrarse por no ser un proleta argentino en época de crisis, o un nativo habitante de África. El crimen cotidiano de estar vivo, la complicidad oblicua de la que te hacen partícipe, te ponen en las narices el hambre del otro y te hacen cómplice. Y hay que tragarse la humana miseria cotidianamente, envasada y lista para el consumo, para el descanso cotidiano de agradecer el no haber sido tocado por la desgracia......... a otros les pasa...... “que a otros les pase, a mi no; no a mi”; reza un pensamiento común entre las 21 y las 22 horas –cuando el informativo estremece y vacuna-.

CLAUDIO CAMUS CERVANTES

TROZ

Ale!¡!¡ Ale¡!¡! aaaarrriiiba las palmas; AaaaaaaZUCA, y dice la cumbia: Son quince son veinte son treinta, cuarenta cincuenta sesenta, no imp –Yoolito y su combo- orta los años que tienes ....... es el tiempo el que no se detiene.
Dice la cumbia y tiene razón, igual que el Tata Marx cuando señala que el tiempo es unidireccional; aunque ha veces me gustaría creer que no –pero insisto: parece que el Tata tiene razón-
En algunas cosas, porque como todo ......... ¿ TODO ? tiene sus pros y sus contras; ahí es donde entra, en esta ronda atemporal, mi compáre Diógenes, el helénico aquel, uno de los primeros desmedidos, el fundador de la Cínica academia, ese gueón y él Epicúreo, el sujeto ese de Samos son los más desequilibrados de aquel equilibrado afán vitalista.
Comentarios desperdigados, porque sí, atemporales ya, desfechados, incontados son los días en que aparecen súbitos, llamados a la distancia, a viajar a alguna parte a devorar pupilas.
Aunque ya no cuento cuentos, no es necesario; la percepción no ha de variar demasiado; porque cambio todo los días, tanto, que me quedo estático e inmutable en el espiral cotidiano cuyo objetivo hoy es avanzar a la tierra, a su vientre bienhechor, con la parsimonia de siempre en los saltos de tiovivo, en la marraqueta con mantequilla y tesito, en el cafecito –por qué no? ..¡¡ah¡! y un cigarrito- si no fuera mucho y cof cof, ejem ejem ....... que es lo que decía? Que ya no cuento –eso es- porque mucho que contar no hay, la estaticidad del estar-ser deviene en infinita. Extasiado –como en un cuadro de época- autocontemplo el segundo que viene.
Algo habrá que hacer con esta puta vida. Reza la oración que mi acervo carga –y el tuyo también- en lo personal algo he hecho –no mucho que digamos- el mea culpa necesario en este trasladar ideas en torrente; la cosa tal vez más simple sea preguntarse -al más Gariniano estilo- si la cosa es ser o hacer; y ¡Claro! Pareciera ese el nudillo del asunto no?
Y ..... todo bien, la vida marcha, las hijas crecen, aparecen las canas y desparecen los dientes, se caen las tetas y se caen los ídolos y los colmillos al elefante; insorprendido y melancólico por no cambiar el mundo, me dedico a imprimirme ad-honorem en un Lunes a las 14,04 pm.

CLAUDIO CAMUS CERVANTES

Y CÓMO


Imagen: "Desamor", Amalysis Palencia, Venezuela

Y cómo que ¡no puedo más! Me quedo rezagado, impoluto, penitente, me quedo, ensimismado, enrielado, preso,
como el universo, preso,
mis cadencias aherrojadas, mis herencias, mis co-herencias.
en la risa remedada; en el recuerdo reciente,
en los amores perdidos,
en el silencio.


réquiem I

Y que es necesario, ¿tal vez?
En dónde te encuentro
Viajero pasajero:
Como el puerto del poeta
Garín Poeta
“puerto pasajero
esqueletas palabras,
el hueso a la carne y la leche al viento”
decía el poeta,
dónde estás poeta amigo,
la muerte inmensa, inmensa la muerte,
grande como tu ausencia.



Me voy aquietando crónico, sagaz, meditabundo,
Me voy aquietando,
Desde lejos,
En la periferia desnuda de tus ojos,
En el amor que le tengo,
En el desamor que te tengo,
¿
Te tengo?




Me desdibujé temprano hoy,
dedicado al llanto,
al temor,
al desencuentro,
vivo de angustias,
de inconfesables.
Los ojos maltratados,
Tu cintura en mi memoria, mi aliento de ti,
Cabriolas desestinadas,
“esqueletas palabras”.


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Y nuevamente desenrrumbado,
como todos los días, desenrrielado,
aquietado en la penumbra, en la apariencia aquietado,
volcánico interno, quejumbroso fuera
voraz dentro, perpetuo descolumnado
arrastro mis míseras miserias,
mis cadenciosas cadenas, mi muerte lenta,
mi agonía de milenios, el absurdo hereditario, la existencia marchita,
como la hiel cotidiana vertida en el asfalto,
salpicado por las ruedas, por los cascos del siglo XX,
me arrincono allí donde voy perteneciendo, poco a poco amalgamándome, lentamente confundiéndome, mimetizándome con el cero.

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En el viaje de la ceniza,
en tu rostro amurallado y quieto,
los cotidianos espacios,
ventanas mínimas,
los cuerpos vacíos.
Cayendo la tarde en los inencontrados,
pasamanos inseguros,
temblores aéreos, desdibujada historia,
principio de finis terrae

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En el abandono del lamento, atrás présicas deprésicas ansiedades
–por ahora yo sé-
en el címbalo, en el canto atrabiliario,
en la espera consabida – el escenario vacío-
Universo prisionero.
devanado intésico, -tal como suena-
desvencijado esenciado.
Y en remolinos de turba cotidiana, me encierro en papeles, en tramitajes de autómata, en cuentos conocidos, el absurdo en ejercicio.
La carrera del dinero
–regalo difícil-
y desacertado, me inclino en la memoria, en: La cara de asceta severo y empedernido; la del tipo ese que se paraba en la esquina tatuando en el aire mágicas abluciones, dando saltos de maromero, en danza interminable: una calistenia de rodillas en salto permanente, brazos arriba, voz potente, cascada, ronca que grita y grita el mensaje divino, vocifera la hecatombe por el pecado a las apretadas nalgas –transeúntes permanentes- les encarga que se acuerden del maestro antes de envejecer, a gritos destemplados, con iracunda ira redentora, templaria, los ojos encendidos y azules, la Biblia –flamígera espada sobre las cabezas de los habitantes de la urbe- la urbe que se cansa de sus gritos, que no se hunde con sus saltos, sus profecías de Apocalipsis, San Juan en la diestra y la siniestra; dormidas duermen.


CLAUDIO CAMUS CERVANTES

LOS MORIDORES



"Noche trascendental", Lucia Teresita Robaina Garcia, Países Bajos


Andan como niños castigados por un padre de voz ronca
con todas las alunaciones acumuladas bajo los párpados
Casi siempre regalan cangrejos o telescopios
y ya no recuerdan cuándo fue la primera vez que oyeron a sus zapatos llorar bajo la cama
Van y vienen solos, solos, siempre solos, como hormigas exploradoras
Piensan que los espejos saben más de la cuenta
Archivan cuidadosamente la evidencia de los otoños
para que nadie reconozca en los nudos de sus rostros los árboles que ayer fueron
Se pasean nerviosamente por andenes
esperando el regreso de amigos que jamás hicieron
Creen en Dios sólo porque saben que no existe
Se la pasan huyendo del olor a presagio
Ellos mueren para morir
porque para los moridores la muerte se vive
Los moridores mueren sin morir
mueren en silencio, dichosos, sin culpar a nadie, sin arrepentirse
Cuando aman se desesperan
porque quisieran que todos sus brazos y todas sus piernas fuesen anclas
Y en nombre del amor escriben con semen, matan polillas con las cejas
Los moridores se reconocen entre sí porque no tienen nada que decirse
Son los únicos apóstoles que no fueron invitados a la última cena
Cuando los moridores mueren otro moridor hereda su tristeza toda
Los moridores mueren sólo por morir
y a veces mueren por joder, sólo por joder
Andan por la calle con una maleta nunca abierta
con profecías en lugar de promesas, con los bolsillos repletos de llaves
Los moridores mueren mucho antes de morir
Los moridores no ven la diferencia, realmente no la ven

Mauricio Feller