No saben qué hacer cuando la miel se hace inagotable y sin aviso
les llega un beso póstumo que deja una estela de hilos plateados
en ese no terrestre aire donde amar y morir son casi lo mismo y lo mismo
No tienen una abuela tan añosa como el árbol reencarnado
que en las secretas tardes de domingo, cuando todos duermen la siesta,
desprenda de sus cuerpos y les dé permiso para llorar hasta que sea de noche
1 comentario:
Críptico, catacúmbico, pero no por eso, o ¿tal vez por eso? bastante mágico.
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